En invierno la vida se enfría.
Y consentimos que el alma siga facturando emociones y letargos, escalofríos y suspiros, mas allá de la frontera donde el viento se remansa.
Esperamos que llegue un ave fénix de nuevo plumaje y además que traiga buenas noticias.
Pero no todos vemos o sentimos esto con la misma claridad.
Angustia, desidia, llanto, desesperanza, desilusión y "solitario, triste y final" nos amenazan y anestesian.
Parálisis y paresias.
Duelo.
Supongo que el paso de los años no nos hace frío en el alma y anestesia de sentimientos.
Que no tiene nada que ver febrero helado con tu ausencia, tu lejanía.
Y tu -mujer curiosa y joven- que me lees y me interpretas:
¿Que crees que pasa con las almas en invierno?
¿Se adormecen?
Llegará.