Te enseño mi vuelo para equivocar tu rumbo. Sígueme.

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Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

Mi Destino

Revolotea un águila negra o quizá un cuervo en una térmica sobre mi cabeza. Se que me observa y me estudia, que cuenta mis pasos y sopesa mis bolsillos. Tiene paciencia y sabe mantenerse flotando en le aire sin apenas mover las alas. Debo dormir a cubierto en cuevas frías hasta llegar a mi destino. Debo entregarme a mi mismo como ofrenda a las diosas materialistas. Yo soy el cordero de ese dios pagano que rige los destinos del mundo. Yo soy yo y todo lo que ustedes quieran de mi. Yo tengo, luego existo.
Pero no puedo dudar en las encrucijadas del largo camino, si lo hago me perderé. No dudo porque mi destino -mi fin- curiosamente me viene dado por el vuelo rapaz de mi vigía, que sin darse cuenta me va marcando cual es el sendero que no debo seguir... el sendero que me llevaría al desfiladero, a las cataratas, al barranco pedregoso, al territorio de las hienas y de los buitres...
Y por eso
Sigo a la intuición que emana de mi corazón.
Sigo al calor de los cuerpos que me quieren.
Sigo al amor que me queda dentro.
Sigo al dolor purificador.
Sigo a mi soledad.
Sigo al mismo temor que me oprime la razón.
Creo que es el miedo a lo desconocido el que guía mis pasos y el que me acerca al fin del sufrimiento.
Esa es mi brújula.
Ese mi destino.