Estoy sentado enfrente de la chimenea y solo quiero mirar a las llamas rojas intentando descifrar su secreto, su arcano y original mensaje de millones de años de antiguedad.
Me hipnotizo al dejarme llevar por el mensaje de los vocablos ardientes que dibuja el fuego.
Así soy capaz de abstraerme y evadirme de mi mismo.
Las cenizas me recuerdan en polvo eres y en polvo te convertirás.
Pero no me canso de bailar en absoluta quietud al son del fuego ya compañero.
Como dijo Antonio Machado: "... la tarde cayendo está..."
Intento comprender sin angustiarme que quieren decirme los sonidos tan precisos de la madera al consumirse.
Lo intuyo, e incluso a veces creo que soy capaz de descifrar el ancestral lenguaje sin palabras que brota de la chimenea.
Invierno en Tomares.
Años noventa.