Sé escuchar a los ángeles cantar cuando nadie los oye
Y he visto al sacerdote de los supuestos impíos llorar de
alegría
Cuando se manifiesta la Verdad.
No existe una oración mas bella que una canción.
Un canto de Luz y de Verdad que despoja el alma de las capas
de hollín perverso.
En la honestidad de una reflexión se encuentra el secreto de
la felicidad
Cuando nos desprendemos de la inútil vanidad intelectual.
Seamos dóciles con nosotros mismo
Como el pastor del rebaño de ovejas
Pero no expulsemos el aliento de nuestro pecho sin tener
otra bocanada de aire que inspirar.
Sed de agua o de vino.
¿Qué mas da?
Basta con escuchar a los ángeles cantar.