Si, la vida acaba
como acaban las plantas
mezcladas con la tierra
húmeda de los jardines
donde jugamos cuando niños.
Aquellos jardines que olían
a tardes donde se mezclaba
el amor de la siesta
con el perfume de los naranjos
y los arriates de flores
recién regados
y el candor del agua
sobre las losetas calientes
mientras mi abuela liaba cigarrillos
en la mecedora verde.
Mas tarde el olor del jabon de aceite
en la bañera calentada
por la estufa de bronce.
Si la vida acaba
que sea de repente.